lunes, 21 de octubre de 2013

Vuelo 447

Diariamente varios aviones sobrevuelan las Islas Canarias con diferentes destinos a un lado y otro del Atlántico aunque hay uno en el que voy a centrarme en esta ocasión.

Diariamente un vuelo de la compañía francesa Air France cubre la ruta Río de Janeiro - París con llegada al aeropuerto parisino Charles de Gaulle a eso de las 10:00 (Hora canaria), y que casualmente me cruzo casi todos los días, pero el 1 de Junio de 2009 no fue así.

El vuelo 477 de Air France partió a las 19:03 (Hora local, 22:03 hora insular) del Aeropuerto Internacional de Galeão y le tomó poco tres horas y media atravesar el resto del país hasta salir al Atlántico por el Archipiélago de Fernando de Noronha, zona donde tuvo contacto por radar con el aeroplano por última vez. En ese momento la altitud del avión era de 35.000 pies (10.660 metros) muy por debajo de los 37.000 pies (11.270 metros) que es la cota habitual en este tipo de vuelos.

Ruta del vuelo
A 35.000 pies el A330 ingresó en la Zona de Convergencia Intertropical (ZCIT) y a las 23:00 horas (UTC-3) comunicaron al control aéreo que atravesaban una zona de turbulencias y nubes negras pero que no les estaba suponiendo mayor problema. Diez minutos más tarde un mensaje automatizado avisaba de la desconexión del piloto automático (algo inusual al estar en pleno vuelo en medio del Océano). Al poco otra señal comunicaba que se había puesto en marcha el sistema auxiliar de alimentación eléctrica.

Alertados los pilotos éstos modificaron el rumbo hacia la izquierda. A las 02:10 (UTC) la dirección y el acelerador automático se desactivaron (posiblemente porque piedras de hielo obstruyeron el tubo pitot - que mide la velocidad del avión -

Las turbulencias no cesaban y el primer oficial tomó el mando. El avión entra en pérdida pero rápidamente se recupera y asciende a 37.924 pies.

El piloto en prácticas que se encontraba en la aeronave indicó al piloto que debía descender, al encontrarse 925 metros por encima de la altitud establecida (37.000 pies)  pero la nariz de la aeronave se mantiene por encima de su nivel normal. 

Avión siniestrado realizando un aterrizaje en Paris 
- Charles de Gaulle
Tras varios intentos por estabilizar el avión, finalmente la nariz (parte delantera) se eleva de forma que los motores son capaces de sustentar el avión en el aire y tras una última comunicación registrada en la caja negra, en la que el capitán del vuelo muestra su incredulidad ante lo que está pasando, la aeronave se estrella a una velocidad equivalente a 293 km/h en las aguas del Océano Atlántico, tras descender casi 38.000 pies (11.000 m) en tan solo 3 minutos y medio.


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