martes, 19 de febrero de 2013

Ciudad de Dios

Dicen que "No sabes lo que tienes hasta que lo pierdes" y yo cambiaría un poco esa frase, dejándola como "No sabes que lo tienes hasta que ves que no lo tienen los demás".

No hablo en términos de tenencias materiales, en absoluto, me refiero a cuestiones espirituales y mentales.

En el día de hoy, (19 Febrero 2013) visité la Ciudad de San Juan de Dios, un complejo de ayuda a personas con discapacidad física e intelectual llevado por la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, y les aseguro que no quedé indiferente.

Antes de comenzar veamos algo imprescindible, ¿Quién era San Juan de Dios?


Juan de Dios nació en Montemor-o-Novo, Portugal, en 1495. A la edad de 27 años, (1523) se alistó en las tropas de un capitán de infantería llamado Juan Ferruz, al servicio del Emperador Carlos I, en la defensa de Fuenterrabía, contra de las tropas francesas. Fue para él una dura experiencia, siendo expulsado por negligencia en el cuidado de las ganancias de su compañía (se salvó en el último momento de ser ahorcado). A pesar de ello, volvió a combatir en las tropas del conde de Oropesa en 1532, en el auxilio de Carlos V a Viena, sitiada por los turcos de Soliman I.

Al desembarcar en España por la costa gallega, siente la necesidad de entrar en Portugal y reencontrarse con sus orígenes. Pero este deseo se ve seriamente frustrado: sus padres han muerto; tan sólo queda su tío. De allí pasa a Andalucía y estando de paso en Gibraltar decide embarcar para África. En su mismo barco, encuentra al caballero Almeyda, su mujer y sus cuatro hijas que habían sido desterrados por el rey de Portugal enviándolos a Ceuta. El padre le contrata como sirviente, pero pronto cayeron todos enfermos, gastando la poca fortuna que traían, viéndose en la necesidad de pedir socorro a Juan de Dios. Este, mostrando ya la enorme caridad que le convertiría en santo, se pone a trabajar en la reconstrucción de las murallas de la ciudad, permitiendo que de su salario comiesen todos. Más tarde, pasa a Gibraltar, donde se hace vendedor ambulante de libros y estampas. De ahí se traslada definitivamente a Granada, en 1538, y abre una pequeña librería en la Puerta Elvira. Sería en esta librería donde comienza su contacto con los libros de tipo religioso.
El 20 de enero de 1539 se produce un hecho trascendental. Mientras escuchaba el sermón predicado por San Juan de Ávila en la Ermita de los Mártires, tiene lugar su conversión. Las palabras de Juan de Ávila producen en él una conmoción tal, que le lleva a destruir los libros que vendía, vaga desnudo por la ciudad, los niños lo apedrean y todos se mofan de él. Su comportamiento es el de un loco y, como tal, es encerrado en el Hospital Real. Allí trata con los enfermos y mendigos y va ordenando sus ideas y su espíritu mediante la reflexión profunda. Juan de Ávila dirige su joven e impaciente espíritu y lo manda peregrinar al santuario de la Virgen de Guadalupe en Extremadura. Allí madura su propósito y a los pies de la Virgen promete entregarse a los pobres, enfermos y a todos los desfavorecidos del mundo.
Juan vuelve a Granada en otoño de ese mismo año, lleno de entusiasmo y humanidad. Los recursos con los que cuenta son su propio esfuerzo y la generosidad de la gente. En un principio Juan utiliza las casas de sus bienhechores para acoger a los enfermos y desfavorecidos de la ciudad. Pero pronto tuvo que alquilar una casa, en la calle Lucena, donde monta su primer hospital. Pronto crece su fama por Granada, y el obispo le pone el nombre de Juan de Dios. En los siguientes diez años crece su obra y abre otro hospital en la Cuesta de Gomérez. Es, así mismo, un innovador de la asistencia hospitalaria de su época. Sus obras se multiplican y crece el número de sus discípulos -entre los cuales destaca Antón Martín, creador del Hospital de la Orden en Madrid llamado de Nuestra Señora del Amor de Dios- y se sientan las bases de su obra a través del tiempo. El 8 de marzo de 1550, a los 55 años, moría Juan de Dios en Granada, víctima de una pulmonía a consecuencia de haberse tirado al Genil para salvar a un joven que, aprovechando la crecida del río, había ido para hacer leña pero se cayó en medio de la corriente y estaba en trance de ahogarse. Lógico final para una vida totalmente entregada a los demás.
Visto este pequeño resumen de la vida del santo que en esta ocasión voy a tratar, continuemos con el relato de la visita al Centro de la capital grancanaria que lleva su nombre y que pretende continuar, en manos de sus hermanos, la labor social y humanitaria que él llevó a cabo durante su vida.
Nada más llegar nos recibió Fernando Afonso quién nos mostrará las instalaciones e informará sobre las diferentes atenciones que se dispensan en el Centro.
La Ciudad cuenta con un completo sistema de atención que hace posible que una persona con discapacidad intelectual - por ejemplo - pueda tener una vida normal, o al menos digna desde su nacimiento hasta su defunción.
Este sistema consta de varios servicios en función de la edad del individuo.
Escuela Infantil de Intervención Temprana: Dirigida a niños de 0 a 3 años, con discapacidad, en la que se trabajan diferentes aspectos esenciales para el desarrollo futuro de los infantes.
Colegio de Educación Especial: Dirigida a discapacitados de entre 3 y 18 años. En él se enseñan a los niños y jóvenes conceptos en función del grado de discapacidad que posean. Además, los pacientes comprendidos entre estas edades disponen de una residencia - hogar, en el caso de presentar gran dependencia o pluridiscapacidad.
Residencia: Una vez pasan de 65 años, los pacientes son llevados a la residencia de salud mental de la que dispone el centro, y es que aquí no solo se atienden discapacidades, sino también problemas mentales.
De entre las prestaciones que dispone esta institución cabe destacar la piscina, en la que se realizan ejercicios acuáticos, siendo una de las actividades preferidas por los niños.
También cuentan con un servicio de rehabilitación, al que a parte de asistir personas discapacitadas, también lo hacen los residentes en la zona sur de la ciudad (Vegueta, San Cristóbal, San José...) 

La encomiable labor de esta Orden puede resumirse y verse más claramente en este reportaje del programa "Pueblo de Dios", de 'La 2' de Televisión Española 


San Juan de Dios

1 comentario:

  1. Felicitaciones Javier, interesante entrada sobre la obra de servicio y amor a los más débiles de los Hermanos de Juan de Dios, la bondad que tienes te permite la bondad de otros. Un abrazo

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